El fresón de Aranjuez
Aunque en el mercado existen cientos de variedades de fresón, el de Aranjuez conocido como ‘mariguín’ puede ser considerado indígena por haber adquirido con el tiempo caracteres propios.
Así como la fresa es muy aromática, su sabor nos recuerda al del chicle de fresa y tiene un punto ácido, por el contrario el fresón es más dulce y menos aromático. El fresón es una planta de tipo herbáceo y perenne que produce brotes nuevos cada año. Su sistema radicular es fasciculado compuesto por unas raíces principales gruesas perennes y otras denominadas raicillas con un período de vida muy corto de algunos días o semanas. La profundidad de sus raíces es muy variable, depende de factores como el tipo de suelo, pueden llegar a los 2 y 3 metros, aunque lo normal es que no sobrepasen los 40 centímetros.
El tallo del fresón está formado por un eje corto de forma cónica llamado “corona”. Presenta una roseta basal de donde surgen las hojas y los tallos florales, ambos de la misma longitud. Los tallos florales no presentan hojas. En su ápice aparecen las flores. El limbo se divide en tres foliolos, de bordes aserrados. Al tener un elevado número de estomas pueden perder grandes cantidades de agua por transpiración.
Las inflorescencias se pueden desarrollar a partir de una yema terminal de la corona o de yemas axilares de las hojas. La ramificación de la inflorescencia puede ser basal o distal. En el primer caso aparecen varias flores similares, mientras y en el segundo presenta una flor primaria y otras secundarias menores. La flor del fresón tiene entre 5 y 6 pétalos, de 20 a 35 estambres y cientos de pistilos sobre un receptáculo carnoso. Cada óvulo fecundado da lugar a un fruto. Los peciolos de las hojas son filosos. Cada uno soporta una hoja compuesta con tres folíolos ovales dentados.